
en un pueblo fuerte y numeroso. Los egipcios nos maltrataron y nos hicieron esclavos. Entonces, desesperados, pedimos ayuda al Señor, Dios de nuestros antepasados. Él nos escuchó y nos liberó de la esclavitud. Dios nos condujo a través del desierto hasta llegar a esta tierra rebosante de leche y miel.